Nos quejamos de que el mal ha tomado una gran dimensión en todos los colectivos, pues se ha perdido la conciencia de pecado. Consecuencia de esto es el alejamiento de Dios. Nos hemos apartado de Él y vamos a nuestro arbitrio. La Virgen, que vivió tan unida a Dios, nos da el consejo para evitar todo esto, consejo que no podemos relegar: HACED LO QUE ÉL OS DIGA. Y sólo cuando hagamos lo que Dios nos dice, las cosas cambiarán. Mientras, el mal seguirá avanzando. Acatemos pues lo que la Virgen nos dice, Ella nos ayudará. contador de visitas

29 de abril de 2018

LA ORACIÓN ES VUESTRO ESCUDO PROTECTOR CONTRA EL MALIGNO


Alabado y bendecido sea por siempre el Señor. Hijos de Dios Altísimo, orad unos por otros porque el mundo está en manos de Satanás y su finalidad es destruiros a todos. Yo, Miguel Arcángel, os hablo.

Orad hijos, orad una y otra vez para que no caigáis en tentación. Dios no quiere que os hundáis en el fango de los vicios y del pecado, pero Él en Su justicia respeta vuestra libertad y no os obliga a seguirlo si vosotros no queréis. La oración es un arma súper poderosa que aleja al Maligno de vosotros y de  vuestros familiares, si vuestra oración es de corazón y la hacéis con fe.

Orad hijos de Dios Altísimo y no bajéis la guardia. Tenéis que hacerlo a diario y perseverar en la oración, Satanás no puede con quien ora y lo que más odia son las almas de oración, como lo fue vuestra Santísima Madre Celestial. Pedid al Espíritu Santo Su luz, Su fortaleza y Su sabiduría. Pedidle Sus santos dones, para que recojáis Sus frutos. Poned vuestras súplicas y oraciones, en las manos inmaculadas de María Santísima, nuestra Reina y vuestra Madre, y sed constantes en no dejar la oración. Yo, Miguel Arcángel, os hablo.

Vosotros no sabéis con exactitud la maldad del mundo. Hay personas totalmente influenciadas por Satanás y ni ellos lo saben. Gobernantes, políticos, médicos, enfermeras, sacerdotes también y hasta obispos. Muchas, muchas almas están influenciadas por Satanás porque no oran y aunque cumplan con sus trabajos, no cumplen con Dios como deben de cumplir, orando y practicando asiduamente los sacramentos. No dejéis pasar ni una mota de pecado, porque esa mota trae otra y otra y otra, y tan pronto veáis que habéis cedido al pecado aunque sea venial o a la imperfección, haced actos de reparación por todo ello. Y cuando veáis que la tentación es fuerte y quiere haceros caer en pecado mortal, acudid cuanto antes al confesionario y abrid vuestras almas al confesor que representa a Cristo y es Él quien os escucha y os fortalece. Yo, Miguel Arcángel, os hablo.

Hijos de Dios Altísimo, hijos de María Inmaculada, no perdáis el Cielo por unos cuantos placeres de esta vida, que además os dan una felicidad engañosa, no verdadera, sólo Dios puede daros la auténtica dicha y el gozo verdadero que el mundo no os puede dar. Por tanto, hijos de Dios Altísimo, orad, orad y orad y no dejéis de hacerlo. La oración es vuestro escudo protector contra el Maligno y cuando oréis, poned a vuestra familia en la oración y poned a todos los que en el mundo sufren y son tentados y además caen en la tentación porque no tienen una vida de oración. Yo, Miguel Arcángel os  hablo y os instruyo. La paz de la Santísima Trinidad esté con todos vosotros.









20 de abril de 2018

UNA GRABADORA PUEDE DECIR MILES DE JACULATORIAS PERO NO SIRVEN PORQUE NO TIENEN CORAZÓN


Amadísimos hijos de Mi Corazón, viene el mes de mayo y deseo que honréis a vuestra Madre Celestial como nunca lo hayáis hecho. Ella es vuestra mediadora y no os podéis imaginar lo mucho que intercede por vosotros y las muchas oraciones que os aplica, para que perseveréis hasta el final de vuestra vida. Yo, Jesús, os hablo.

Estampas, novenas canticos, Rosarios, peregrinaciones, todo vale para honrar a la Reina de Cielos y Tierra y, lo que hagáis por Ella lo estáis haciendo por Mí. Hacedlo con el alma limpia de podredumbre, mal se puede honrar a Mi Madre y vivir en pecado mortal sin voluntad de querer salir de él. Pedidle a Ella que os ayude a ir a la confesión y, que os ayude a prepararos para la misma con un gran espíritu de compunción y un gran deseo de enmienda. Si supierais lo que es la condenación eterna no podríais dormir tranquilos en pecado mortal, así que hijos, id al Sacramento de la Penitencia y abrid las compuertas de vuestra alma al sacerdote, quien Me representa y, si él os da la absolución sabed que Soy Yo quien os la da. Yo, Jesús, os hablo.

A todos aquellos que por circunstancias familiares o por enfermedad no pueden ir a la Iglesia a honrar a Mi Madre, no os preocupéis, lo que hagáis por vuestros enfermos por Mí lo hacéis y por Ella también. Ofrecednos esos trabajos que tenéis que hacer sin más remedio y a Nosotros nos valen igual o quizás más, porque practicáis la caridad que tan grande virtud es. Y lo mismo los enfermos, aquellos que no pueden ni salir de casa o están en el Hospital, Nosotros sabemos su situación y sus buenas intenciones, pero os pido que Nos ofrezcáis vuestras limitaciones y sufrimientos por medio de Mi Santa Madre,  para que Ella que es administradora de todas las gracias, las aplique a quien crea más conveniente y más necesario. Yo, Jesús, os hablo.

Y a aquellos que por motivos de trabajo tampoco pueden ir a la Iglesia aunque quisieran, sus buenas intenciones Nos sirven. Sabemos que el deber hay que cumplirlo lo primero de todo, aunque a veces, muchos de vosotros preferiríais ir más a la Iglesia a honrar a Mi Santa Madre u honrarme a Mí. De vez en cuando hijos, una jaculatoria en el trabajo, en la enfermedad, una alabanza, un acto de amor, suple novenas, cánticos y demás, siempre que la hagáis con el corazón y no por rutina. Porque también una maquina grabadora puede decir miles de jaculatorias pero no nos sirven porque como no tienen corazón no valen para nada. Yo, Jesús, os hablo y os instruyo. Paz a todo aquel que ponga en práctica este mensaje.









10 de abril de 2018

MILES Y MILES Y MILES DE ALMAS SE SALVAN POR LA DIVINA MISERICORDIA


Hijos Míos, mañana es el día de la Divina Misericordia y no podéis imaginar el abismo insondable que es la Misericordia de Dios. Yo, María Santísima, os hablo.

Miles y miles y miles de almas se salvan por la Divina Misericordia. Yo que veo hasta donde llega esta Misericordia no sabría explicaros con palabras la grandeza de este atributo. Dios es Amor y diciendo eso se dice todo de la Santísima Trinidad. Porque si el Padre es Amor, el Hijo también lo es y lo mismo el Espíritu Santo. Las Tres divinas Personas son Amor y todo Su deseo es la salvación de las almas, cuyo Espíritu Santo, las persigue para ayudarlas y guiarlas en el camino de salvación que deben recorrer.  A vosotros hijos Míos, os están vedados muchas veces los planes divinos, pero Dios saca un bien de un mal y aquello que os horroriza cuando os enteráis de algo que ha sucedió a alguien muy querido, aquello es gracia de Dios, si el alma sabe aceptar con fe y voluntad lo que el Señor disponga para ella.

Todo lo que os sucede sabiéndolo llevar es para vuestro bien, si ya vivís en estado de gracia para mayor corona, si vivís en pecado para que os convirtáis, y así, es todo en lo planes divinos. Él reserva el castigo que su justicia requiere para la otra vida, y creedme, que le duele mucho tener que emplear Su justicia en seres que el Altísimo ha creado y que Su Hijo ha redimido, porque Dios os ama a todos y por todos dio la vida. Yo, María Santísima, os hablo.

Nunca dudéis del amor divino, ¡nunca! porque el amor que os tiene la Santísima Trinidad no hay amor comparable a él y, en esta vida aunque juntéis el amor de todos los seres que os quieren es una pequeña chispa comparado con el amor infinito e inmutable que Dios, Uno y Trino os tiene. Creedlo así y veréis como nunca perdéis la paz, porque ya el demonio se encarga de meteros la cizaña para descorazonaros, y si pudierais ver con los ojos del alma la auténtica realidad, veríais que amor tan inmenso os tiene Dios Altísimo, tanto en las cosas negativas como en las positivas, Él todo lo dispone para vuestro bien y mayor santidad, y para los que viven en pecado para que se laven en el Sacramento de la Penitencia. Yo,  María Santísima, os hablo.

Meditad hijos, meditad los misterios de nuestra vida, la de San José y la Mía, y todo lo que pasamos también. No todo fue fácil. Mi gestación que no comprendía Mi esposo José. El nacimiento del Niño sin encontrar posada adecuada. La profecía del anciano Simeón,  la huida a Egipto. La matanza de los niños pequeños e inocentes. La pérdida del Niño Jesús y encontrado en el Templo. Nuestra vida fue también un cúmulo de pruebas, y siempre las aceptamos y las sufrimos viendo en todo la voluntad de Dios. 

Así que hijos, Dios os ama hasta la saciedad, Su amor es infinito, no reneguéis de Él en las pruebas, ni le deis la espalda cuando Él lo que más desea es mayor corona para vosotros. Sed almas de disponibilidad a la voluntad divina e imitadme a Mí que supe en todo momento aceptar la voluntad de Dios. Yo, María Santísima os recuerdo todo esto para vuestra contemplación y para que Me imitéis. La paz de la Santísima Trinidad esté con todos vosotros.